viernes, julio 31, 2009

Una casta submarina

El submarino fue introducido en la Marina Real de Inglaterra casi con la misma oposición con la que se introdujo el tanque al ejército. Los tradicionalistas buscaban cualquier excusa para negar los beneficios de esta nueva arma, apegándose a creencias totalmente erróneas. Y si eso no funcionaba, los insultos también se usaban.

Se dijo entonces del submarino que era un arma de poco poder, "clandestina, submarina y endemoniadamente no-inglesa". Se decía que era escandaloso usar un arma que atacaba en silencio, sin dar una oportunidad al enemigo de defenderse. Ser un tripulante de submarino se veía como una profesión no propia de un caballero.

Como sucedió en muchas otras ocasiones, estos militares desclasados y rechazados crearon una comunidad cerrada, orgullosos de ser relegados y de hacer el trabajo sucio de los demás. Surgieron varias tradiciones. Curiosamente, con el tiempo se puso de moda volver a puerto ondeando una bandera pirata, como símbolo de desafío irónico a los que los atacaban por ser poco caballerosos.

Muchos años más tarde, esta maniobra fue malinterpretada por la prensa internacional cuando el Conqueror, submarino que hundió al crucero argentino Belgrano, regresó a Inglaterra.

miércoles, julio 29, 2009

Record de buques hundidos

Debido al enorme tamaño del conflicto, es díficil pensar en alguien que pueda igualar lo logrado durante la Segunda Guerra Mundial en ciertos aspectos.

Uno de estos récords no igualados es el del teniente de navío Otto Kretschmer, comandante del U-99 (y previamente del U-23): se le acredita, a él y a su tripulación, el hundimiento de 54 naves (47 de ellas confirmadas), con un desplazamiento total de entre 314.000 y 352.500 toneladas.

Kretschmer fue conocido por dos cosas: sus ataques de precisión, en los cuales usaba un sólo torpedo para cada buque, y su camaradería en alta mar, ya que ayudaba a los náufragos de sus ataques, orientándolos hacia la tierra más cercana y dándoles provisiones.

Estas victorias fueron logradas en los primeros días de la Batalla del Atlántico, cuando los submarinos alemanes encontraban presas relativamente fáciles en los convoyes británicos. Sin embargo, al entrar en la guerra la enorme capacidad material y científica de EEUU, todo se hizo más difícil: en pocos meses, los cuatro mejores comandantes de submarinos alemanes (incluyendo a Kretschmer y a Günther Prien, el héroe de Scapa Flow) fueron muertos o capturados.

El U-99 fue hundido la noche del 16 de marzo de 1942, junto con el U-100. Al agotarse todos sus torpedos, el destructor HMS Walker (bajo el mando del capitán de fragata MacIntyre) lo dañó severamente utilizando cargas de profundidad, pero el submarino pudo salir a flote y evacuar a su tripulación.

Kretschmer logró salir a último momento, preocupándose principalmente por su tripulación, con su gorra de capitán y los prismáticos que el mismo almirante Dönitz (comandante en jefe de la Kriegsmarine) le había regalado. Por su impecable carrera había sido condecorado con la famosa Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, de las que solamente fueron entregadas 27 durante toda la guerra.

Se dice que, sentado a la mesa con el mismo comandante MacIntyre, demostró ser tan temible con sus cartas en el brigde como lo era con sus torpedos en el Atlántico.

martes, julio 28, 2009

El tanque más grande del mundo

Este record está un poco en disputa, si tenemos en cuenta que hubo varios tanques que compiten en diversas categorías de peso, longitud, altura, etc. Además, tenemos que tener en cuenta que algunos nunca entraron en producción ni se usaron en combate. Sin embargo, podemos mencionar a tres de los más grandes:

En primer lugar, tenemos al Maus (Panzerkampfwagen VIII), diseñado por Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial. Esta mole de 188 toneladas debía tener dos cañones montados en una misma torre (uno de 128 mm y otro coaxial de 75 mm, además de una ametralladora de 7.92 mm). Un motor de 1.200 HP sólo podía impulsarlo a 13 km/h, y tenía una autonomía de 160 km en carretera. Medía 10,09 metros de largo, 3,67 de ancho y 3,63 de alto. La mayor parte de su peso era blindaje, pues estaba pensado para ser invulnerable a cualquier arma antitanque que pudieran crear los Aliados.

Sin embargo, su principal enemigo fue el sentido común. Solamente se lograron construir dos prototipos, y estos demostraron los enormes problemas mecánicos, logísticos y de otro tipo que implicaba el uso de semejante vehículo. Uno de ellos era el hecho de que, de tener un problema mecánico, se hubiera requerido de dos tanques similares para rescatar al averiado. Cuando la guerra terminó, todavía se continuaba su desarrollo. No hay datos que confirmen fehacientemente que uno de los dos prototipos haya disparado sus armas (sólo uno tenía una torre operativa), y ambos fueron capturados por los soviéticos en su avance hacia Berlín. Actualmente uno de ellos puede verse en el museo de Kubinka, en Rusia.

Aunque la Alemania Nazi diseñó varios otros modelos de supertanques, ninguno de ellos pasó de la etapa de boceto en un tablero de dibujo.

Los otros dos tanques que compiten por el record, aunque no son contemporáneos, entraron en combate y rondan las 70 toneladas (un peso al que los tanques actuales se están acercando).

El primero y más conocido es el Tiger II (Panzerkampfwagen VI Ausf. B, también conocido como Königstiger o King Tiger). Con una longitud de 6,4 metros (10,286 si contamos el largo del arma), un ancho de 3,755 metros y una altura de 3,09 metros, tenía 5 tripulantes. En su versión final, pesaba poco menos de 70 toneladas.

Su producción no alcanzó las 500 unidades, y estas se encontraron con muchos de los problemas de sobrepeso de otros proyectos alemanes de la época. Como la fabricación fue apresurada, no se hicieron las suficientes pruebas, de manera que la suspensión, el motor y otras piezas motrices tenían a fallar definitivamente al poco tiempo de uso, resultando en muchos Tiger II destruidos por sus tripulaciones o capturados por el enemigo. De esta manera, su influencia en la Segunda Guerra Mundial, que estaba concluyendo para ese entonces, fue mínima.

Sin embargo, teniendo en cuenta el factor tamaño y tripulación (y sin olvidarnos del peso), podemos poner como ganador del record al FCM Char 2C francés. Desarrollado luego de la Primera Guerra Mundial, entró en servicio en la década de 1920, y fue usado, con poco éxito, durante el siguiente conflicto. Aunque solamente se construyeron 10 unidades, sus dimensiones han quedado en la historia.

Tenía un peso en orden de combate de 70 toneladas, portando un cañón de 75 mm (el más grande de la época para un tanque) y cuatro ametralladoras, con una gran provisión de munición para todas las armas. Había espacio de sobra: medía 10,27 metros sin contar el cañón (o 12 metros si se cuenta un patín trasero, diseñado para cruzar mejor las trincheras), 2,95 metros de ancho y 4 metros de alto. El record de mayor cantidad de tripulantes es suyo sin duda: 12 personas estaban a cargo de mantenerlo operativo (un conductor, un comandante, un artillero y un cargador para el cañón, cuatro ametralladores, un mecánico, un electricista, un asistente para ambos y un operador de radio). La enorme bestia, que merecía el sobrenombre dado de acorazado de tierra, requería de dos motores de 250 CV, que sólo podían impulsarlo a una velocidad de 12 km/h en carretera, con una autonomía de 150 km.

Por si fuera poco, antes de la guerra se intentó hacerlos más pesados, colocando una torre con cañón de 155 mm en uno y agregando más blindaje en otro. Ambos intentos pusieron al diseño al borde de las 75 toneladas, aunque solamente quedó operacional el segundo, ya que era el vehículo del comandante de la compañía (todos los tanques prestaban servicio en la misma unidad). Su escasa movilidad y excesivo tamaño los condenaron a una enorme ineficacia: según se sabe, prácticamente todos tuvieron que ser saboteados y destruidos por sus tripulaciones para evitar su captura, ya que eran extremadamente lentos en la fuga y las vías férreas de sus transportes habían sido destruidas. Solamente uno se sabe que fue capturado intacto, pero su destino se pierde en los finales de la Segunda Guerra Mundial, y su paradero es un misterio.

Los franceses también tuvieron otros diseños supergigantes, que no pasaron de la mesa de diseño y algunas maquetas, al igual que sucedió con los alemanes.

lunes, julio 27, 2009

Camuflaje personalizado

Durante la Guerra del Golfo de 1991, la movilización de fuerzas militares de los países de la Coalición generó un enorme revuelo, y la prisa por tener todo listo para el despliegue no conoció límites.

En los cuarteles de Alemania, donde tuvo lugar un febril trabajo para suministrar unidades a la 1º División Acorazada británica que debía partir hacia Arabia Saudita, ocurrió uno de los ejemplos más extraños de esta movilización apresurada. Un infortunado oficial del Queen's Own Highlanders fue víctima de las locas prisas por pintar todas las piezas del material de color arena, y una mañana encontró a su VW escarabajo con una nueva pintura de camuflaje del desierto.

domingo, julio 26, 2009

El submarino más grande del mundo

Se trata del submarino nuclear soviético (ahora ruso) clase Typhoon, que se hizo famoso en la película La caza al Octubre Rojo (en la cual este mítico submarino era un Typhoon modificado).

Diseñado para cargar misiles balísticos intercontinentales que pesaban una tonelada (eran de combustible líquido), los diseñadores soviéticos tuvieron una idea radical por su simpleza: hacer un submarino de dos cascos, básicamente un submarino doble.

El espacio resultante no solo permitió integrar unos 20 misiles, sino también incrementar enormemente la comodidad de la tripulación. Los Typhoon tienen una sala de deportes, sauna, pileta de natación y cabinas separadas para cada miembro de la tripulación.

Con un largo de 172 metros, un ancho de 23 metros y un calado de 12 metros, los Typhoon pueden sumergirse hasta los 400 metros, navegando a 22 nudos en la superficie o a 27 sumergidos. Su tripulación de 163 personas puede permanecer 180 sumergida, gracias a dos reactores nucleares.

Los submarinos Typhoon nunca se produjeron en gran cantidad. Solamente se completaron 6, aunque se planeaban 7. Actualmente 3 han sido desmantelados, y de los restantes 3, dos están en un limbo (dentro de la flota, pero inactivos, posiblemente esperando ser reemplazados); el último realiza pruebas con misiles intercontinentales. Se supone que serán totalmente reemplazados por la nueva clase Borei, que está entrando en activo en la Flota Rusa.

sábado, julio 25, 2009

Doble confusión

La carrera del famoso avión de reconocimiento SR-71 Blackbird de la Lockheed comenzó algo accidentadamente. Al anunciar oficialmente su existencia (el 29 de febrero de 1964, meses después del asesinato de Kennedy), el presidente Lindon B. Johnson lo llamó equivocadamente A-11.

Sin embargo, ni el avión ni los otros proyectos relacionados con el mismo tenían ese nombre: eran el YF-12, el A-12 y el RS-71).

En una nueva conferencia de prensa las cosas tampoco salieron mejor. Por un nuevo error, el RS-71 se mencionó como SR-71, nombre con el que finalmente todos lo conocieron.

viernes, julio 24, 2009

El helicóptero más grande del mundo

Este récord es, una vez más, soviético, e incluye tanto al más grande construido, como al más grande en operación a gran escala.

Con 37 metros de largo y dos rotores de 35 metros de diámetro cada uno, una altura de 12,5 metros y una capacidad de carga interna de 25 toneladas, el record absoluto lo posee el Mil Mi-12, denominado por la OTAN como Homer. Construido como prototipo, no llegó a ser producido en serie; solamente se ensamblaron dos unidades. Su tripulación de 6 personas estaba encargada de volar, pero también de ingresar y sacar la carga de una bahía de 28,15x4,4 metros, lo cual permitía llevar una enorme cantidad de suministros o vehículos. Con un alcance de 1.000 kilómetros, este se reducía sin embargo a la mitad si cargaba su capacidad máxima total de casi 35 toneladas, a una velocidad de 240 km/h. Para esto requería de cuatro motores, dos para cada uno de los rotores coaxiales montados en sendas "alas".

El 6 de agosto de 1968, uno de los dos prototipos logró marcar un récord que todavía se sostiene: levantó 44.205 kilos a una altura de 2.255 metros.

El Mi-12 fue diseñado a finales de la década de 1960, y aunque fue mostrado ampliamente en Europa en 1971 como medida propagandística, no fue puesto en producción debido a su gran complejidad técnica y al hecho de que otras soluciones de diseño eran mucho más eficientes.

Actualmente, el mayor helicóptero del mundo es el Mil Mi-26 Halo, también soviético. Sus medidas tampoco son menores: un rotor principal de 32 metros y uno de cola de 7,6 metros de diámetro, un largo de casi 34 metros, y una altura y anchura de 8 metros aproximadamente. Su bahía de carga es de 12 x 3,3 x 2,9 o 3,2 metros (la altura es variable). Puede cargar unas 20 toneladas internamente, variando esta cifra de acuerdo a ciertos parámetros como distancia, cantidad de combustible, etc. etc. Su velocidad de crucero es de 255 km/h, y su alcance de hasta 800 km con carga máxima.

Este modelo es actualmente muy utilizado incluso por ejércitos occidentales, que lo alquilan a empresas privadas rusas o de Europa Oriental, ya que puede cargar tanto grandes vehículos como a otros grandes helicópteros o aviones derribados.

jueves, julio 23, 2009

Actualización de julio, mes aniversario

Bueno bueno, me tomé muuucho tiempo... Ya pasamos de mitad de julio y ya es el noveno aniversario de Casus Belli en la red.

No hace falta repetir los agradecimientos a todos los visitantes usuales y casuales. Sin ellos el sitio igualmente hubiera existido, pero no tendría un sabor tan lindo :D

Este mes me agarra algo complicado con cuestiones personales, pero ahora de nuevo de pie para continuar con varios proyectos. Casus Belli, como siempre, sigue siendo uno de ellos, así que no se preocupen, seguirá existiendo por un buen tiempo.

Continúo con la actualización temática referida a la Segunda Guerra Mundial y al 70º aniversario de su comienzo "oficial" (los entendidos saben que hubo varios no oficiales). En este caso, otro artículo que quería hacer desde hace unos meses: el fusil Mosin Nagant, diseñado y fabricado por el Imperio Ruso, y luego tomado y mejorado por la URSS. Un arma realmente universal, utilizada y fabricada por decenas de países a lo largo y a lo ancho del mundo. Descubran su curiosa y particular historia.

martes, julio 21, 2009

Astucia, no fuerza

Durante la Guerra de los Seis Días, entre Israel y Egipto, tuvo lugar un curioso suceso que demuestra que la guerra a veces no es pura masacre, sino que puede (y debe) ser el uso inteligente de fuerza para evitar bajas en ambos bandos.

Las fuerzas israelíes habían conseguido intervenir las comunicaciones egipcias, descifrando sus códigos de transmisión. Esto le daba una enorme ventaja porque podían anticipar los ataques enemigos, al escuchar todos sus preparativos. Pero cuando una formación de tanques se extravió en el desierto y perdió contacto con sus líneas, los israelíes aprovecharon la ocasión para hacerse pasar por sus superiores.

Dando órdenes con los códigos capturados, le dijeron al comandante egipcio que cambiara las frecuencias (para que el truco no fuera descubierto) y siguiera sus instrucciones. Luego procedieron a mover a la formación lejos de las posiciones hebreas. Continuando así hasta el alto el fuego, momento en el que el controlador de Tev Aviv dio instrucciones al oficial egipcio para que llevara sus blindados hasta el campo de prisioneros más próximo, cosa que hizo sin dudar.

domingo, julio 19, 2009

Tanques a 500 pesetas

Hacia 1937, la Legión Cóndor, formada por "voluntarios" alemanes que apoyaban al gobierno de Francisco Franco en la Guerra Civil Española, estaban armados con 180 "modernos" tanques Panzerkampfwagen I.

El Mayor Wilhelm Ritter von Thoma, a cargo de la unidad de tanques, sin embargo, los consideraba muy malos: estaban armado solamente con dos ametralladoras de 7,92 mm. Fue por eso que ofreció 500 pesetas de la época por cada tanque T-26 soviético capturado a los republicanos. El T-26 poseía, además de una ametralladora, un más que imponente cañón de 45 mm.

viernes, julio 17, 2009

Entrenamiento intensivo

Los miembros del Congreso de los EEUU pueden revisar continuamente las actuaciones de sus militres, forzando al recorte de costos y otros motivos para mejorar las FFAA de este país. Cada tanto se llevan alguna sorpresa, cuando descubren hechos muy estraños.

Uno de ellos sucedió en 1977, cuando se enteraron que se necesitaban 15 meses para instruir a un director de orquesta en la Escuela de Música del Pentágono, y solamente 13 meses eran necesarios para entrenar a un piloto de caza.

martes, julio 14, 2009

La "Guerra del Fútbol"

En 1969, un partido de clasificación para el Mundial de Fútbol de México de 1970 fue la chispa que encendió el polvorín que eran las pasiones nacionales encontradas entre El Salvador y Honduras. Desde entonces, se la conoció como "La Guerra del Fútbol", aunque los motivos detrás del breve conflicto no tenían nada que ver con este deporte.

El verdadero motivo del mismo eran los cerca de 300.000 campesinos salvadoreños que se habían establecidos en la vecina Honduras en busca de un sustento que no encontraban en el superpoblado Salvador. La guerra fue breve, pero provocó la expulsión de gran parte de estos inmigrantes y la consecuente crisis en El Salvador.

domingo, julio 12, 2009

El primer desembarco anfibio

La Toma de Pisagua fue el primer ejercicio militar en el que un grupo organizado de soldados atacó un puerto enemigo, desembarcando desde buques destinados a esta tarea. Esta batalla fue protagonizada por el ejército expedicionario chileno que desembarcó en Pisagua y los soldados peruanos destacados en ese lugar. El desembarco y las hostilidades subsiguientes tenían como motivo la guerra que sostuvieron Chile contra Perú y Bolivia entre 1879 y 1884.

La Toma de Pisagua dio inicio a lo que se conoció como la Campaña de Tarapacá, la cual estaba destinada a aislar al ejército peruano del sur, acantonado en Iquique. Los chilenos salieron victoriosos, pudiendo desembarcar e internarse en el territorio enemigo, envolviendo a las tropas peruanas y forzándolos a desbandarse, dejando abandonados heridos, material y prisioneros.

Este hecho de gran importancia militar es desconocido por muchos, pero es conmemorado en un lugar poco habitual: el hall principal de las oficinas centrales de la CIA, en Langley, Virginia. En ese lugar hay un cuadro que representa el primer desembarco anfibio de la historia, tal como aclara la leyenda explicativa del mismo.

viernes, julio 10, 2009

Lección sobre guerra de guerrillas

Hacia 1921, al general español Fernández Silvestre le fue encomendada la misión de exterminar a las huestes de Abd-el-Krim, caid bereber sublevado en el norte africano. Se trataba de un militar de carácter demasiado fuerte, impulsivo y no demasiado bueno en medir sus estrategias. De hecho, su temperamento colérico era legendario: cuando su subordinado Berenguer le reprochó ciertas maniobras, Silvestre intentó estrangularlo.

Como responsable militar de los territorios de Ceuta y Mellila (que todavía hoy son la única parte africana de España), se le encomendó la tarea de ocupar el Rif, una región mediterránea ocupada por los seguidores de Abd-el-Krim, quien se aprestó para la defensa de su territorio.

Subestimando completamente la capacidad del enemigo, como era típico de la época y de su temperamento, Silvestre dividió su ejército de 25.000 hombres (con poco entrenamiento) en 144 puestos fronterizos. Supuso que esto era suficiente, teniendo en cuenta que el enemigo tenía unos 4.000 hombres, pero dejó de lado dos hechos importantes: los bereberes peleaban fanáticamente por una tierra que era suya, y conocían completamente el terreno en el que luchaban.

Por su fuera poco, su líder era muy astuto. Cuando Abd-el-Krim comprobó la debilidad de los pequeños puestos, lanzó ataques devastadores contra cada uno de ellos por separado, para asegurarse en todo momento una superioridad numérica. A veces los fortines estaban a 5 kilómetros de distancia de la fuente de agua más cercana, por lo que ni siquiera quedaba la opción del asedio.

Silvestre no aprendió nada del hecho de ver caer sus puestos uno por uno, y se dice que dijo, cerca del fin del conflicto: "Este Abd-El-Krim es un loco. No voy a tomar en serio las amenazas de un pequeño caid bereber".

Pero para el 22 de julio, sus palabras fueron otras. Ese día los bereberes atacaron un campamento militar con 5.000 soldados españoles, la mayoría de los cuales, desmoralizados, salieron corriendo sin presentar batalla. Silvestre, en un ejemplo de valentía, los azuzaba gritando: "¡Corred, corred, ese diablo está a punto de llegar!". Cerca de mil militares españoles murieron ese día.

El cuerpo de Silvestre nunca fue encontrado, de manera que hay teorías contradictorias al respecto de si se suicidó, fue ejecutado por el enemigo o escapó y murió en el anonimato. Lo cierto es que gracias a su nula estrategia, unos 15.000 españoles murieron más tarde, hasta que el 9 de agosto se firmó la rendición española.

martes, julio 07, 2009

El final de la Flota Rusa del Báltico

En 1904, al iniciarse la guerra ruso-japonesa, el vicealmirante Zinovy Petrovich Rozhesvensky fue puesto a cargo de la flota rusa del Báltico, que debía llegar hasta Japón para atacar a sus fuerzas. Se le dio el cargo debido a su experiencia y carácter, el cual, sin embargo, se vio afectado drásticamente por la misión encomendada.

La titánica tarea era obviamente imposible para la época y la situación del país, y es una muestra del desprecio a la realidad que tenían el Zar. A lo largo de las 18.000 millas de recorrido, no había una simple base que pudiera ser utilizada, lo cual obligaba a sus naves a depender de buques carboneros que les transfirieran el combustible en alta mar (una tarea complicada, sucia y peligrosa, que dejaba muy cansada a toda la tripulación).

Otro grave problema era la mezcla de naves. La mayor parte de la flota estaba comprendida por buques antiguos, en una época en la que los diseños hechos de acero estaban reemplazando definitivamente a los barcos de madera. Mientras tanto, las mejores naves eran los nuevos acorazados de la clase Borodino, que no habían sido probados en alta mar.

Las tripulaciones eran, por línea general, poco experimentadas; por si fuera poco, la antigüedad de las naves y su peso (teniendo que viajar totalmente cargadas de carbón) reducía la marcha de la flota a 9 nudos. Para colmo, la ruta a recorrer, cerca del Círculo Polar Ártico, estaba llena de peligros para la navegación.

No es de extrañar entonces que el vicealmirante se sumiera en una gran depresión, pues sabía que él y todos sus hombres estaban casi condenados. La flota japonesa que los esperaba era más moderna y experimentada; a pesar de los prejuicios hacia los orientales, éstos habían aprendido mucho y eran, después de todo, un pueblo marinero. Los artilleros japoneses practicaban a diario, y utilizaban munición mucho más confiable, además de contar con los mejores sistemas de la época para apuntar los disparos.

La depresión del vicealmirante se entiende mejor, sin embargo, si nos tomamos tiempo para ver las experiencias que sufrió durante el viaje, en las que confirmó completamente sus más profundos temores.

La masa de los barcos era tan importante que no sólo comprometía su velocidad, sino también su estabilidad, en uno de los mares más difíciles de navegar. Rozhesvensky tuvo que dar órdenes de no izar banderines y estandartes en los palos, a excepción de los imprescindibles, para evitar que los barcos volcaran. Tampoco se podía llevar armamento secundario en las cubiertas más altas.

Mientras todavía estaban en el Báltico y el Mar del Norte, lejos de Japón, la moral estaba tan baja que los vigías veían torpederas japonesas por todas partes. Debido a este nerviosismo, la flota rusa del Báltico comenzó a hundir a sus primeras víctimas: algunas naves de una flota pesquera de arrastre británica, un barco mercante sueco, un pesquero alemán y una goleta francesa, contra las que se dispararon más de 300 obuses antes de que esta se hundiera.

Enterado de estas noticias, en San Petersburgo se animaron a enviarle refuerzos. Cuando el vicealmirante se enteró de que le estaban enviando barcos aún más viejos e inútiles, dio órdenes de aumentar la velocidad para que no los alcanzaran.

Como la flota había partido de apuro, y los buques más modernos eran demasiado nuevos, las prácticas de artillería tenían que ser realizadas en alta mar, durante la travesía. En una de estas prácticas, el sufrido Rozhesvensky, famoso por su puntería cuando era un joven oficial, vio como sus destructores no acertaron ni uno sólo de varios blancos estacionarios; finalmente, cuando los buques se reagruparon, se descubrió que sí le habían acertado a algo... El barco que remolcaba los blancos.

Luego de esto llegaron las prácticas con torpedos: como faltaban los últimos libros de códigos, los destructores los lanzaban en las más insólitas direcciones. Se cuenta que, de seis torpedos lanzados, uno se atascó, dos viraron 90º y se estrellaron en el puerto, otros dos se mantuvieron en rumbo pero no acertaron, y el último se sebó y comenzó a dar vueltas en círculos mientras se sumergía y emergía del agua, aterrorizando a toda la flota.

Si todo esto no era suficiente para mantener baja la moral de oficiales y marinería en general, al ya deprimido vicealmirante Rozhesvensky le dijeron que, después de vencer a la flota japones, debía volver a Rusia para ser relevado, pues se le culpaba directamente de todos los problemas que su flota había experimentado en la bizarra travesía.

En la batalla de Tsushima, la flota japonesa del Almirante Heihachiro Togo destruyó dos tercios de la flota rusa. Apenas unos pocos buques enemigos pudieron escapar. Rozhesvensky fue herido y luego capturado, y su segundo al mando rindió la flota a los japoneses para evitar una matanza mayor. En el interín murieron 4.830 marinos rusos, y 5.917 fueron hechos prisioneros: los japoneses apenas perdieron tres buques torpederos y 117 muertos.

Una vez regresaron a Rusia, los dos oficiales superiores pasaron por una corte marcial, en la cual Rozhesvensky asumió toda la responsabilidad, aunque su segundo al mando había sido el responsable de la rendición. Aunque fueron condenados a muerte, el Zar conmutó sus penas y las de sus oficiales inferiores.

lunes, julio 06, 2009

Robert S. McNamara (1916-2009)

Justamente hoy estaba recordándolo, al ver una vez más que la entrada de este blog sobre The Fog of War es una de las más visitadas. Un documental que estaba por volver a ver, ya que sólo lo hice en TV una vez, y que realmente merece una segunda mirada. Uno de esos documentales que no sólo te abren la cabeza a la existencia de cierta persona o situación, sino que te dejan pensando y esperando que surjan personas que puedan tomar la posta.

Miraré la cinta de nuevo, lo más pronto que pueda, como forma de homenaje. Lo otro que me queda es mencionar aquí su muerte, como harán otros muchos.

Hace bastante tiempo, me planteé el dilema de la definición de "buen hombre". Una de las que más me convencen, aunque incompleta, es la que dice que un buen hombre es aquel que, entre todas las debilidades y errores propios de la condición humana, sabe reconocer fallas, admitir culpas y tratar de enmendarlas y corregirlas. En ese sentido, Robert McNamara fue un "gran buen hombre", porque si bien cometió errores de gran envergadura en su puesto de Secretario de Defensa de EEUU durante la Guerra de Vietnam, no lo hizo como un fanático, sino con la sincera convicción de servir a su país y hacer lo correcto. En el proceso comprendió que él y muchos otros estaban equivocados, y no dudó en mostrar lo que pensaba. Trató de corregir a un gobierno enfermo de arrogancia, y luego, ya sea por su culpa o por su convicción de que debía seguir insistiendo, no dejó de gritar a los cuatro vientos que la mejor manera de luchar en una guerra era nunca comenzándola.

Como un certero analista de cuestiones numéricas, McNamara fue además un hombre con una formación humanista que le impidió quedarse solamente en las estadísticas. A fuerza de golpes terminó comprendiendo mucho sobre el impacto de las decisiones humanas en los números pequeños, y su conciencia moral no le impidió caer en los fallos de muchos ingenieros o analistas del sector privado que sólo buscar ahorrar. En este sentido, su decisión de hacer el Ford Falcon el primer automóvil que sale de fábrica con un cinturón de seguridad es tal vez una muestra de que él creía que la obligación moral de mejorar el mundo era de todos.

Por si fuera poco, en un mundo tan tecnificado y tecnofílico como era las décadas de 1950 y 1960, no dejó de marcarnos pistas sobre cómo la tecnología no tiene la solución a todos los problemas, y es necesario aprender a diseñarla y utilizarla para que sirva realmente en el mejoramiento de la civilización humana.

No me queda más que recomendar la lectura de este detallado artículo del New York Times, el cual hace una semblanza de este Secretario de Defensa tan particular y único, tanto por sus experiencias y errores como por sus enseñanzas. Y, claro, pedirles que vean The Fog of War. En él se resumen todas las cosas que los principales estadistas deberían saber, siempre que tengan al alcance el botón de la guerra.

domingo, julio 05, 2009

Iniciativa

Durante la segunda guerra Boer, el jefe británico en Spion Kop, sir Charles Warren, tuvo que cruzar el río Tugela para enfrentarse al enemigo. Del otro lado lo esperaba un grupo de infantes enemigos, aproximadamente unos 600.

Luego de 26 horas perdidas en la supervisión del cruce de su equipaje y ajuar personales, el brillante estratega británico logró pasar a la otra orilla... para encontrarse con un ejército de 6.000 infantes enemigos.

viernes, julio 03, 2009

Órdenes incuestionables

Georgios Hatzianestis era un general griego que, durante la caótica guerra entre Grecia y Turquía (la cual Turquía considera una Guerra de Independencia), actuó como comandante en jefe de todas las fuerzas griegas.

Las autoridades deberían haberselo pensado mucho antes de nombrarlo. Aunque sólo ejerció entre mayo y septiembre de 1922, último año de la guerra, no es descabellado pensar que fue el comandante más extravagante de la historia.

Aparentemente, Hatzianestis sufría de alguna perturbación mental. Al igual que muchos otros militares, daba sus órdenes desde lugares muy apartados del conflicto, en este caso su yate personal. Sin embargo, esto no era nada comparado con otra de sus extravagancias. A veces creía que no podía mover las piernas, y por lo tanto, no se levantaba de la cama. No pocas veces pasaba horas sin contestar las preguntas de sus subordinados: estaba convencido de que estaba muerto. Por lo tanto, consideraba ilógico dar órdenes, porque nadie en su sano juicio seguiría las órdenes de un muerto.

Demasiado tarde, las autoridades griegas comprendieron su error y reemplazaron al esquizofrénico militar por el general Tricoupis. Lamentamente, el nombramiento tardó tanto que el reemplazo se enteró de su ascenso cuando era prisionero de los turcos.

Una cierta ironía puede detectarse en el hecho de que, finalizada la guerra, Hatzianestis se covenció finalmente de que había muerto. La derrota militar y el caos de la época propiciaron un golpe de estado, del cual emergió una junta gobernante. Esta creó una corte especial para juzgar a las cabezas del gobierno anterior: se la conoció como Juicio de los Seis. Hatzianestis era el único militar, ya que los demás eran funcionarios.

El 15 de noviembre de 1922, esta corte sentenció a los seis a morir ejecutados. Los cargos eran alta traición y el haber llevado a Grecia a una deshonrosa pérdida política y militar. Ese día, de madrugada, y antes de que la decisión de la corte fuera comunicada al país, Grecia perdió definitivamente al que sin duda fue su peor general.

miércoles, julio 01, 2009

Capturando el fuerte de Douaumont

Vista aérea del fuerte en 1916Durante gran parte de 1916, decenas de miles de soldados franceses murieron intentando reconquistar el fuerte de Douaumont, en Verdún, una importante posición estratégica. A comienzo de ese año, el mismo fuerte habia sido conquistado por un solitario sargento alemán, que entró en él y lo encontró prácticamente desierto.

Esta serie de fortificaciones había sido construida hacia 1885, cerca de la frontera con Alemania, al norte-este de Francia. Constantemente se lo reforzó, hasta las postrimerías de la Gran Guerra. Su posición estratégica provenía del hecho que dominaba las alturas de una zona montañosa.

Con un largo de 400 metros y unos 30.000 metros cuadrados, su guarnición tenía en el fuerte un gran refugio de la artillería enemiga, habiendo dos niveles subterráneos con techos de concreto reforzado por acero, de 12 metros de ancho. Podían también crear mucho daño en el enemigo, al hacer uso de las casamatas armadas con cañones de 75 mm y uno de 155 mm, además de las ametralladoras del perímetro.

Sin embargo, cambios apresurados de planes hicieron que a la guarnición se le ordenara bajar la guardia.

Al estallar la Gran Guerra, las tropas alemanas hicieron uso de los mayores cañones de la época, demoliendo en poco tiempo las fortalezas belgas que estaban en el camino. Estas fortalezas eran consideradas lo mejor de la época, en un momento en que la guerra se había hecho estática gracias a la política de armar y blindar los fuertes hasta los dientes.

Al demostrar en poco tiempo que nada se pondría en el camino de sus supercañones, los alemanes forzaron a los estrategas franceses a pensar de otra manera. En agosto de 1915, la gran guarnición de Douaumont fue reducida, y se quitó de las casamatas casi todo el armamento, a excepción de un cañón de 75 mm y el de 155 mm. De esta manera, se abandonaba un fuerte que, de pronto, parecía tener poco valor ante las armas alemanas.

En febrero de 1916, la guerra había consumido ya enormes cantidades de vidas. La ofensiva de Verdún, diseñada por los germanos, buscaba atraer a la Entente anglofrancesa a una batalla decisiva, una batalla de desgaste que ellos pensaban ganar.

Uno de los objetivos centrales de la ofensiva era justamente el fuerte de Douaumont. Sin embargo, el fuerte ahora era un lugar fantasma, ocupado por solo 30 hombres que apenas podían defenderse con dos cañones. Sin saber esto, los alemanes fueron precavidos en su avance. Douaumont era un objetivo difícil de capturar, comparable a los fuertes belgas más resistentes.

El 25 de febrero de 1916, parte del 24º Regimiento Brandenburgo, de la 6º división alemana, se acercó al fuerte y comenzó a desplegarse. El enemigo estaba atrincherado en los niveles más bajos del complejo, ya que por muchas horas había habido un gran bombardeo de artillería. Uno o más disparos de los morteros alemanes de 420 mm en la zona había dejado fuera de servicio la torre del cañón de 75 mm, golpeando también otras partes del fuerte.

Posiciones defensivas del fuerte, aparentemente, un cañón en torre giratoria.Sin comunicación con sus superiores y sin contacto con el mundo exterior, los franceses no sabían qué esperar. Los únicos que podían hacer algo para repeler el ataque eran los servidores del único cañón de 155mm, que seguía en funcionamiento. Para colmo, el clima dificultaba la visibilidad. Diez ingenieros de combate que se acercaron al fuerte fueron vistos por los nidos de ametralladoras dispuestos cerca del pueblo de Douaumont, pero éstos los confundieron con una patrulla de tropas coloniales que buscaba refugio y no abrieron fuego.

Al frente de este grupo de ingenieros estaba el Sargento Ingeniero Kunze. Con mucha cautela recorrieron los alrededores y descubrieron que las posiciones defensivas estaban vacías. Kunze incluso se animó a abrir una de las escotillas que comunicaban al fuerte con el exterior, e ingresó por ella al complejo. Sus hombres pensaban que era imposible que una posición tan importane estuviera totalmente vacía, así que no lo acompañaron, pensando que se trataba de una emboscada.

De esta manera, el sargento ingresó solo a uno de los fuertes más importantes de Francia. Por un buen rato recorrió el fuerte, confirmando sus sospechas de que estaba vacío. Finalmente encontró al equipo encargado de manejar el cañón de 155 mm, a quien Kunze capturó, solamente armado con su fusil.

Para ese momento, otro grupo del Regimiento Brandenburgo llegó al fuerte. Estos soldados, liderados por el Teniente Radtke, hicieron contacto con los hombres de Kunze al ingresar al complejo defensivo. Radtke, como era de mayor graduación, tomó el mando y organizó a las tropas para que revisaran toda la zona, capturando algunos soldados franceses en el proceso, y asegurando el dominio del lugar. Cuando todo había terminado, arribó el grueso de las tropas alemanas, dos columnas encabezados por el Capitán Haupt y por el Teniente Coronel von Brandis.

El fuerte de Douaumont había sido capturado sin disparar un sólo tiro. La única baja alemana fue uno de los hombres de Kunze, quien se raspó una rodilla.

De esta manera, uno de los principales puntos defensivos franceses quedó en manos alemanas. Esto provocó un terrible escándalo en las esferas civiles, que justificó por mucho tiempo las airadas protestas contra la incompetencia de las clases militares. En suma, fue un enorme golpe al orgullo francés.

Mientras tanto, los alemanes lo convirtieron en una base de retaguardia para facilitar la logística de las tropas en la zona.

Más fortificaciones de la zonaPor cuestiones políticas y militares, el fuerte tenía que ser recapturado, y los franceses se abocaron rápidamente a ello. Los alemanes aprendieron el obvio error y mantuvieron una férrea defensa. Desde mayo de 1916, las tropas francesas fueron repelidas una y otra vez, sufriendo grandes bajas. La zona, constantemente cruzada por disparos de artillería de ambas partes, fue una postal más de la Gran Guerra.

La mala suerte, sin embargo, corrió ahora para el lado opuesto. El 8 de mayo, un grupo de soldados bávaros se puso a preparar café demasiado cerca de un grupo de granadas. Estas estallaron, rompiendo los tanques de combustible de algunos lanzallamas cercanos, los cuales provocaron bolas de fuego aterradoras que corrieron por los pasillos subterráneos del complejo, llegando finalmente a un depósito de proyectiles de artillería de 155 mm. El interior del fuerte se convirtió en un infierno, al ir estallando o incendiándose otros materiales y consumirse el oxígeno en los túneles subterráneos. Cientos de soldados alemanes murieron casi instantáneamente, incluyendo a los oficiales a cargo del complejo. Totalmente desorientados, unos pocos sobrevivientes salieron como pudieron al aire libre, en donde sus propias tropas, al confundirlos con un ataque de infantería francesa, los ametrallaron.

Aunque no se sabe la cifra exacta, se calcula que entre 600 y 650 hombres (según las fuentes) murieron en una sola sección del fuerte, la cual, por respeto, fue sellada y es considerada oficialmente, desde entonces, un cementerio militar alemán.

Incluso después de esto, el fuerte soportó varios meses más. Fue recapturado para Francia el 24 de octubre de 1916, por parte del Regimiento de Infantería Colonial de Marruecos, una vez que los alemanes lo abandonaron en la retirada. Irónicamente, los franceses le habían administrado el tratamiento artillero que una vez habían temido recibir por parte alemana: piezas de 370 y 400 mm montadas en cureñas ferroviarias lo habían bombardeada a larga distancia durante días.

Un alto mando francés calculó que se perdieron unas 100.000 vidas en los muchos intentos de captura del fuerte, en una de las épocas más sangrientas de la Gran Guerra.


Sin embargo, la curiosa historia no termina allí. A la hora de premiar a los responsables de una captura tan perfecta, las autoridades alemanas se olvidaron totalmente de Kunze. En su lugar, el Teniente Coronel von Brandis fue condecorado con la Órden al Mérito. Como oficial de más alto rango presente en la operación, había sido el autor del reporte oficial de la captura, y no sorprendería a nadie que haya adornado su participación en el evento, que fue más bien anecdótica. De hecho, en el informe ni siquiera aparecen mencionados Radtke o Kunze. También fue condecorado el Capitán Haupt, igualmente con la Órden al Mérito, a pesar de que no había hecho nada especial.

Los dos mayores héroes del día tuvieron que esperar hasta la década de 1930 para ser debidamente recompensados. Historiadores de un comité de revisión alemán encontraron la verdad, y el gobierno corrigió los errores. Kunze, quien para la época era oficial de policía, fue ascendido, mientras que el Teniente Radtke recibió un retrato autografiado de Guillermo, el último príncipe heredero del Imperio Alemán, quien desde hacía tiempo no tenía ningún peso en la política del país. No hay que olvidar que, después de todo, el coraje de conquistar un fuerte por cuenta propia le corresponde a Kunze.