domingo, octubre 03, 2010

Termina la Primera Guerra Mundial

Hoy, 3 de octubre de 2010, se puede decir que termina simbólicamente la Primera Guerra Mundial (o Gran Guerra, como se la conoció en ese momento).

¿Por qué es esto? Pues bien, resulta que Alemania concluye de pagar las abusivas reparaciones de dicho conflicto, las cuales, según muchos, sembraron el camino hacia el nazismo.

En 1918, con el cese de hostilidades, no se impusieron automáticamente la mayoría de las obligaciones para los vencidos. Alemania estaba dividida entre los que querían seguir peleando y los que querían rendirse, y llena de problemas internos, sobre todo políticos. Había también muchos intereses en pugna dentro de los Aliados. En 1919, cuando se firmó el Tratado de Versalles, se impusieron condiciones humillantes a este país europeo: en primer lugar se lo responsabilizada completamente por la guerra (la cual había tenido, como siempre, varios culpables). En segundo lugar, establecía que Alemania debía pagar a sus vencedores la suma de 123 trillones de marcos (algo así como 400 trillones de dólares de ahora).

Esta cláusula, sumada a otras que destruían por completo ciertas partes de la economía nacional (como la del carbón), sumió a Alemania en largos años de hiperinflación, hambre y convulsiones políticas. A río revuelto, ganancia de pescadores: un astuto Hitler, con un programa ultranacionalista que culpaba a los Aliados de todos los problemas alemanes, consiguió suficiente apoyo popular como para subir al poder, y no dejarlo hasta su muerte.

Fue así que en 1933, al asumir como canciller, una de sus primeras medidas fue suspender los pagos de esta deuda. En 1945, terminada la siguiente guerra mundial, Alemania fue dividida, de manera que no existía un país que estuviera obligado a continuar pagando (cada Alemania era una entidad jurídica diferente en cuanto a la legislación internacional). De todas maneras, el gobierno de la Alemania Occidental accedió a continuar pagando la deuda, siempre que los dos estados volvieran a unirse. Algo que en esa época era impensable.

En 1953 los Aliados accedieron reducir la deuda a la mitad, con lo cual Alemania Occidental reanudó los pagos. Hay que tener en cuesta que estos no eran en dinero ni en oro, sino en bonos, los cuales fueron reimpresos y absorvidos varias veces durante los años. Hasta 1983 , Alemania Occidental pagó una suma cercana a los 14.000 millones de marcos.

Sin embargo, quedaba todavía pagar los intereses generados entre el final de la Segunda Guerra Mundial y el año 1952. Se acordó que esa suma se pagaría en cuotas durante los siguientes 20 años. La reunificación de las dos Alemanias supuso algunos problemas de pago, no obstante lo cual el nuevo gobierno continuó pagando las cuotas.

Aunque hace tiempo que Alemania podía pagar toda la deuda de una sola vez, en un gesto simbólico, se decidió que hoy, 3 de octubre, se pagaría la couta restante, para cumplir a rajatabla los pasados tratados. La cifra de dicha cuota asciende a 69,9 millones de euros.

domingo, abril 11, 2010

Novedades de abril

Este comienzo de año ha estado teñido de todo tipo de cambios. Pero hay uno que es central: tengo trabajo, por primera vez en mucho tiempo.

Claro que, como con todo, hay cosas positivas y negativas. Si bien ya no tengo que preocuparme por el dinero, tengo mucho, mucho menos tiempo libre para ocuparme de este sitio y de las otras varias cosas que me gusta hacer.

Por ahora, esto es todo lo que tengo para decir. Cada tanto espero poder hacer más actualizaciones, aunque sean más pequeñas. Este año lo dedicaré a la década del 60 y a los muchos desarrollos bélicos de esa época que quedaron en el olvido. Comienzo entonces con los precursores del SR-71, olvidados por su brillante sucesor.

Lamentablemente, tanto el sitio como este blog sufrirán un poco de falta de contenido por unos meses, hasta que me acomode y tenga tiempo como para seguir adelante. Pero no se preocupen, que es 10º aniversario del sitio, y hay mucho para hacer... y mostrar.

martes, marzo 30, 2010

Invenciones menospreciadas (III)

Aunque nosotros estamos viviendo en lo que podría llamarse la era del vapor y nuestra Armada es una armada a vapor, yo he excluido en este trabajo la consideración de que el poder del vapor, ya que, debido al gran costo del carbón y la imposibilidad de proveer almacenamiento para él excepto en un grado limitado, la aplicación del poder del vapor para propósitos ordinarios debe ser extrictamente auxiliar y subordinal y su uso en servicio general la excepción en lugar de la regla.

Manual of Seamanship, Capitán Alston, Royal Navy, 1859


La gente ha estado hablando acerca de un disparo de cohete de 3.000 millas en gran ángulo desde un continente a otro, llevando una bomba atómica y tan guiado como para ser un arma precisa... Yo pienso que podemos dejar eso fuera de nuestro pensamiento.
Dr. Vannevar Bush, ingeniero estadounidense, políticamente responsable del proyecto Manhattan y pionero de la computación y la informática, 1945

La energía producida por la partición de un átomo es una clase de cosa muy pobre. Cualquiera que espere una fuente de poder de la transformación de esos átomos está hablando sin sentido.

Ernest Rutherford, Premio Nobel de Química en 1908, considerado el padre de la física nuclear, 1930

jueves, marzo 25, 2010

Cambio de planes

Este Abd-El-Krim es un loco. No voy a tomar en serio las amenazas de un pequeño caid bereber.
General Silvestre (1871-1921), del ejército español,
enviado a Marruecos para sofocar un movimiento
acaudillado por Abd-El-Krim, 1921

¡Corred, corred, ese diablo está a punto de llegar!
General Silvestre, poco después de pronunciar la frase anterior y poco antes de morir.

sábado, marzo 20, 2010

Sobre la necesidad de la guerra

Si dejara de haber guerras, las naciones se afeminarían.
General Adna Chafee (1842-1914), de los Estados Unidos.

lunes, marzo 15, 2010

Preocupación sincera

Tranquilícese, nuestra guerra será esencialmente aeronaval... El ejército tendrá muy poco que hacer...
Benito Mussolini, a comienzos de 1940, ante la preocupación del mariscal Graziani sobre la cantidad y calidad de las fuerzas acorazadas italianas, que no eran rivales para las fuerzas aliadas.

miércoles, marzo 10, 2010

Rojo sangre

¿Eliminar el pantalón rojo? ¡Jamás! El pantalón rojo es Francia.

M. Etienne, ex ministro francés de la Guerra, ante la propuesta de adoptar el uniforme gris verdoso, que haría mucho menos visibles a los soldados, 1914.

viernes, marzo 05, 2010

Invenciones menospreciadas (II)

Debo confesar que mi imaginación (...) se rehúsa a ver alguna clase de submarino haciendo algo más que sofocar a su tripulación y hundiéndose en el mar.
H. G. Wells, escritor británico de considerado uno de los padres de la ciencia ficción, 1901


Assistant Secretary of the Navy Franklin D. Roosevelt in 1922 when the future Commander-in-Chief stated his belief that


El día del acorazado no ha pasado, y es muy poco probable que un aeroplano, o una flota de ellos, pueda alguna vez hundir con éxito una flota de buques de guerra en situaciones de combate.

Franklin D. Roosevelt, entonces secretario asistente de la Marina y luego presidente de EEUU, 1922

Si se trata de hundir una nave con una bomba, simplemente no puedes hacerlo.
Almirante Clark Woodward, 1939


El viaje espacial es una completa tontería.
Richard Woolley, Astrónomo Real inglés, 1956

lunes, marzo 01, 2010

Cálculos apresurados

El director de Aeronáutica Militar de Francia ha decidido descontinuar la compra de monoplanos, ya que su lugar será ocupado enteramente por biplanos. Esta decisión prácticamente hace sonar la campana de muerte para el monoplano como un instrumento militar.
Revista Scientific American, 1915

jueves, febrero 25, 2010

Los fríos números de la Guerra de Vietnam

Un país asiático relativamente subdesarrollado con un excedente de hombres
puede soportar muchísimos bombardeos sin decir ni pío.


Paul Warnke, Subsecretario de Defensa de Estados Unidos, febrero de 1968.


Si un bando sufre un desgaste que puede soportar indefinidamente e impone al contrario un coste que éste no puede aceptar indefinidamente, no importa lo que suceda en las batallas.

Sir Robert Thompson, jefe de la misión asesora
británica en Vietnam, durante los primeros días de la guerra.


En toda guerra, los números aniquilan. Pero en el caso de Vietnam, podemos hablar de muchos tipos de números, no solamente de bajas humanas. Ciertamente, estos números erán mucho más fríos que los que involucren sangre, y siempre las estadísticas presentan las cosas de una manera engañosamente simplista. Pero también vale la pena tener en cuenta estos números para comprender la dimensión que la guerra tuvo para ambos bandos. Los desbalances harán sobresalir todavía más los contrastes, en un conflicto en el que los adversarios tenían muy poco en común.

Por un lado, tenemos el dato más macroeconómico: el costo aproximado de la guerra. En junio de 1974, el Departamento de Defensa de EEUU estimó que el coste total (quitando lo que se hubiera gastado de todas maneras, si hubiera sido un período de paz) era de 145.000 millones de dólares de 1974. A esto había que sumarle la influencia que este gasto había provocado: una inevitable inflación económica, la producción perdida, el pago continuo de los préstamos y las pensiones de los veteranos de guerra. Se ha estimado que la cifra final es casi el doble, estando cerca de los 300.000 millones de dólares (unos 1.100 dólares por cada ciudadano, sea hombre, mujer o niño).

Por otra parte, Vietnam del Norte gastó una ínfima fracción de este total. Aunque los datos de la guerra son incompletos y a veces poco confiables, se calculó en la década del 70 que, entre 1965 y 1971, Vietnam del Norte tenía un presupuesto de defensa equivalente a 3.560 millones de dólares. De hecho, sin la ayuda financiera constante de China y la URSS, esta nación asiática hubiera posiblemente sucumbido por cuestiones monetarias. Se calcula que los soviéticos contribuyeron con unos 1.660 millones de dólares durante toda la guerra, y los chinos con 670 millones (esto es, además de la suma citada previamente). Por su parte, Vietnam del Sur, ayudada por EEUU, tenía un monto de dinero hasta 17 veces superior.


El costo tecnológico y bélico
Vietnam fue un conflicto de transición, en el que se utilizaron enormes cantidades de armamento anticuado y barato, pero también escasa cantidad de armamento mucho más nuevo y caro. El despliegue de todas estas armas por parte de EEUU generó a su vez todo tipo de datos estadísticos.

Si se cuentan las bombas lanzadas sobre Vietnam del Norte, Laos y Camboya, y las misiones tácticas dentro del Vietnam del Sur, se suman unos 8 millones de bombas, es decir, cuatro veces la cantidad utilizada durante la Segunda Guerra Mundial. La gran mayoría eran bombas de hierro convencionales, de 254 kilogramos, lanzadas por bombarderos B-52. Cada vez que uno de ellos abría sus bodegas de armas, dejaba caer como 80.000 dólares en explosivos.

Simplemente teniendo en cuenta 1966, se contabilizaron 148.000 misiones de bombardeos tácticos y estratégicos sobre Vietnam del Norte (totalizando 128.000 toneladas de bombas). Esto hace un total aproximado de 1.247 millones de dólares gastados en estas misiones, sin contar claro los aparatos derribados (818), que debían reponerse.

Sin embargo, este exorbitante gasto militar no fue muy efectivo, si tenemos en cuenta los daños causados a la nación oponente. Aquí tenemos otra arista del por qué del fracaso estadounidense. Durante el mismo año de 1966, sus ataques le hicieron gastar a Vietnam del Norte apenas unos 130 millones de dólares: por cada dolar gastado en reconstruir su país, EEUU gastó 9,6. No es una relación nada favorable.

A esto hay que sumarle, como ya dijimos, la gran cantidad de aparatos derribados. EEUU perdió en la guerra 4.865 helicópteros; si promediamos un costo de 250.000 dólares de la época por cada uno, tenemos una cifra muy elevada, a la cual se le añade la de 3.720 aviones de modelos y costos muy diversos, desde aviones monomotores de observación hasta los enormes bombarderos B-52.


Si la guerra aérea fue la parte más costosa e ineficiente del conflicto, la que se desarrolló en tierra tampoco fue barata. De la misma manera, la combinación de enormes cantidad de municiones baratas y el ensayo con nuevas tecnologías creó muchos gastos. Durante los años más activos de la guerra, la artillería estadounidense disparaba 10.000 proyectiles por día: cada uno de ellos costaba unos 100 dólares, elevando el costo a total a 1 millón de dólares diarios.

Por otra parte, los costos lógisticos eran exageramente altos debido a una enorme burocracia. Apenas un 10% de los hombres estadounidenses en edad militar sirvieron en la guerra. Pero su reclutamiento necesitaba de grandes cantidades de papeleo y trámites. Además, el sistema de reclutamiento por un año hacía que hubiera constantemente jóvenes novatos que debían ser entrenados y equipados desde cero, gastándose muchos recursos en este aspecto. Mantener en funcionamiento una división estadounidense costaba 20 veces más que mantener una división sudvietnamita equivalente.


El coste en vidas
Muchas veces se dice que una de las principales razones de la derrota es que simplemente la sociedad norvietnamita tenía más voluntad para sobrevivir, incluso a costa de enormes sacrificios personales y bajas. Numerosos dirigentes de la época han admitido que hubieran perdido todavía más hombres en alcanzar sus objetivos. Por otra parte, en EEUU la guerra se veía como inútil, y las bajas eran por lo tanto doblemente lamentables.

Y es que, en bajas mortales, el país norteamericano no salió mal parado. En un conflicto que, con diversa intensidad, duró casi 15 años, murieron 46.370 soldados en combate, más 10.000 por causas ajenas al combate; unos 300.000 fueron heridos de diversa consideración. Ciertamente que cada muerte es lamentable, y nuevamente nos encontramos frente a números muy fríos. Pero, en comparación, podemos tener en cuenta que, a comienzo del mismo siglo, Inglaterra perdió 20.000 soldados en el primer día de la batalla del Somme, totalizando 57.470 bajas al sumar los heridos. En realidad, si la relación entre dinero gastado y dinero invertido por el enemigo en reconstrucción era muy mala, la relación entre bajas soportadas y causadas es mucho mejor para los estadounidenses. Se calculó que la proporción de bajas era de 1,8% anual: es decir, que un soldado de infantería tenía, por año, algo así como 1 posibilidad en 55 de morir. Lo cual tampoco era muy agradable para los grunts, hay que decirlo.

En comparación, el ARVN perdía 2,5% de sus hombres cada año, totalizando unos 184.000 soldados muertos entre 1961 y el alto al fuego de enero de 1973.

Como decíamos, la relación entre muertes soportadas y causadas resultó ser más favorable para EEUU y sus aliados. Si bien no hay estadísticas precisas, porque era extremadamente difícil diferenciar entre guerrilleros, soldados y personal civil de apoyo, además de civiles inocentes, se calcula que murieron unas 900.000 tropas comunistas entre 1961 y 1974. Esto es, casi cuatro veces más que las pérdidas estadounidenses y survietnamitas.


El costo ambiental
Un apartado poco conocido de la guerra es el enorme costo ambiental que trajo y que continúa trayendo a este país. No todas las bombas estallan al llegar a su objetivo; teniendo en cuenta la enorme cantidad utilizada, incluso calculando un porcentaje de falla ínfimo, es evidente que muchas han quedado enterradas, esperando a detonar en cualquier momento. Se calcula que para la década de 1980 había todavía unas 27 toneladas de explosivos sin explotar. Estas bombas continúan siendo un gran peligro para granjeros y cualquier otro que deba cavar.

Los proyectiles que sí estallaron también detonaron otro problema: el de las enfermedades transmitidas por mosquitos. Aunque Vietnam es un país tropical, la situación se hizo peor en cierta época. Los cráteres causados por las bombas se convertían en pequeños lagos y espejos de agua en los que proliferaban todo tipo de insectos peligrosos.

Sin embargo, tal vez el peor legado es el de los agentes defoliantes. Si se tiene en cuenta que el país soportó la caída de 10 millones de bombas (contando las aéreas y las de artillería) y de 55.000 toneladas de agentes defoliantes (tanto napalm como Agente Naranja), podemos comprender la dimensión de lo que se ha denominado un "ecocidio". Una quinta parte de las regiones selváticas fueron arrasadas; muchas zonas de cultivo quedaron contaminadas o llenas de cráteres y bombas sin estallar, y el agua se llenó de restos químicos de todo tipo. Esto hizo que nacieran una gran cantidad de niños y niñas con deformaciones, e incluso hoy los vietnamitas afirman que los hijos de estas personas arrastran secuelas genéticas o químicas de algún tipo.

sábado, febrero 20, 2010

Invenciones menospreciadas (I)

El aeroplano es la invención del demonio y nunca jugará ningún rol importante en un asunto tan serio como la defensa de una nación.
Sir San Hughes, Ministro de Defensa Canadiense, 1914


La radio no tiene futuro, los rayos X resultarán una farsa y las máquinas más pesadas que el aire no pueden volar de ningún modo.
Lord Kelvin, inventor del sistema de medidas de temperatura que lleva su nombre, 1895


Una fantasía popular es el suponer que máquinas voladoras puedan ser usadas para arrojar dinamita sobre el enemigo en tiempos de guerra.
William Henry Pickering, astrónomo estadounidense descubridor de la 9º luna de Saturno, 1908

La resistencia del aire aumenta en proporción al cuadrado de la velocidad y produce arrastre en proporción al cubo [de la velocidad]... Es claro que con nuestros actuales dispositivos no hay ninguna esperanza de que el avión compita en carreras de velocidad con nuestras locomotoras o automóviles.
William Henry Pickering, 1910

lunes, febrero 15, 2010

Mentiras que matan

Los americanos son buenos construyendo lindos autos y heladeras, pero eso no significa que sean buenos haciendo aviones. Están exagerando. Son excelentes exagerando.

Hermann Goering, 1942

miércoles, febrero 10, 2010

Super paracaidistas

La esperada invasión alemana de Gran Bretaña dio lugar a todo tipo de especulaciones. Los preparativos exigidas por las autoridades a la población o a los organismos de defensa no dejaban nada al azar, explorándose muchas veces medidas extremas e imprácticas y dándose recomendaciones absurdas.

Por ejemplo, a lo largo de la costa sur se instalaron tuberías que debían verter petróleo en el caso de una invasión, encendiéndose el líquido a la visa de barcos enemigos. El método se abandonó porque las autoridades se dieron cuenta de que era un desperdicio de combustible, y de que si había mar gruesa, el petróleo se licuaba con el agua y no encendía.

En espera de aterrizajes de aviones enemigos, se puso énfasis en no dejar claros: todos los campos fueron sembrados de obstáculos, desde coches abandonados hasta pilas de escombros, troncos, barriles o postes. Autoridades de la Luftwaffe tomaron nota de esto, y de hecho informaron a sus superiores de los problemas que traían estas medidas.


Una de las medidas más importantes del gobierno británico fue el fortalecimiento de la Home Guard, una milicia nacional de dudosa efectividad. Con un millón de hombres, casi todos sin uniforme ni armas, esta organización ayudaba en otro tipo de tareas y calmaba los ánimos de muchos que no sabían cómo canalizar su paranoia o su ansiedad ante la guerra. Durante los primeros meses, sus armas eran más bien primitivas: hachas, sables antiguos, e incluso palos de golf; sólo unos pocos tenían escopetas de caza. En el entrenamiento, se les recomendaba que llevaran paquetes de pimienta para arrojarla a los ojos del enemigo y así tener una ventaja sorpresiva.



El principal enemigo de estas unidades, al menos según la creencia de la época, eran los paracaidistas. Un nuevo tipo de tropas con nuevas armas y tácticas, de ellos se decían cosas absurdas. Incluso las hojas dominicales de las iglesias hablaban del peligro que encarnaban, porque ellos podían ser espías, agentes infiltrados o tropas disfrazadas. La paranoia era tan grande que el gobierno tuvo que ordenar que no se dispara contra grupos de paracaidístas menores de 6 hombres. Esto era para que los ansiosos milicianos no mataran a tropas amigas: los aviones británicos más grandes tenían una tripulación de 5 personas, y en caso de un accidente o derribo, era importante que nadie los matara en el aire.

Se rumoreaba que, durante la invasión a los Países Bajos, ciertos paracaidístas habían bajado sin uniforme, vestidos con ropas de religiosos. Aunque esto no estaba confirmado por nadie, en la radio las autoridades gubernamentales insistían en que "los paracaidístas alemanes capturados en suelo británico que no vistan el uniforme reglamentario serán ejecutados en el acto".

Los alemanes respondían con una curiosa forma de propaganda, viendo que la histeria iba en aumento. El 13 de agosto de 1940, aviones germanos lanzaron botes neumáticos, radios portátiles, explosivos e instrucciones de combate sobre Escocia y parte de Inglaterra, para dar la sensación de que la zona estaba llena de agentes infiltrados esperando estos pertrechos.

Por si fuera poco, las emisoras alemanas que transmitían en inglés daban consejos muy extraños a los civiles de la costa británica. Les decían que debían procurarse chalecos de fuerza, porque en los bombardeos aéreos muchos se volvían locos y debían ser inmovilizados.

Pero de nuevo, los paracaidístas eran el arma más usada. Los germanos proclamaban que sus hombres tenían aparatos generadores de niebla, que les permitían camuflarse en el cielo, haciéndose pasar por una nube. También disponían de paracaídas orientables, que les permitían planear por muchas horas, quedando a la espera de un buen lugar de descenso, escondidos en nubes bajas.

Finalmente, sabiendo que nadie sabía exactamente cómo habían tomado el fuerte belga de Eben-Emael, decían que sus paracaidístas tenían rayos electromagnéticos que podían destruir fortificaciones fácilmente. En realidad, habían utilizado planeadores y explosivos especiales. Todas estas maniobras no hicieron más que elevar el nerviosismo y la paranoia británica.

viernes, febrero 05, 2010

Rommel en el aire

Cuando Edwin Rommel, célebre comandante del Afrikakorps, fue asignado a dicho teatro de operaciones, comprendió rápidamente la necesidad de contar con un rápido y certero sistema de vigilancia aérea, que le permitiera saber dónde estaba el enemigo, y hacia donde se movía. En el desierto norteafricano había pocas maneras de camuflarse, y el que supiera de antemano qué planeaba el enemigo, tendría una doble ventaja.

Fue así que Rommel se hizo la costumbre de viajar en persona en estos vuelos de reconocimiento, e incluso se sabe que a veces tomaba el control de la aeronave por algún tiempo. Esto le permitía evaluar rápidamente la situación y tomar decisiones instantáneas, apenas veía algo que le resultaba importante, tanto en sus tropas como en las del enemigo.

Este tipo de situaciones no estuvieron exentas de peligros y anécdotas. Una, célebre, cuenta que Rommel y su piloto estuvieron a punto de aterrizar cerca de un grupo de soldados británicos, creyendo que eran alemanes. Sin embargo, el general germano pudo distinguir a tiempo la silueta característica de los cascos ingleses, cuando estaban cerca del suelo, y ordenó a su piloto que se alejara rápidamente.

En otra ocasión la observación fue más acertada. Rommel divisó desde su avión a una unidad motorizada alemana que estaba detenida en medio del desierto, sin motivo aparente, y posiblemente desobedeciendo órdenes. Sin ganas de perder tiempo en aterrizajes, Rommel les lanzó una lata con un mensaje que decía: "Como no se pongan en marcha de inmediato, bajaré. Rommel."

Ni decir que la unidad comenzó a moverse a los pocos minutos.

sábado, enero 30, 2010

Fuga de capitales

La caída de Francia durante 1940 asustó incluso a su mayor aliado, Inglaterra. Hasta ese momento Alemania parecía imparable, y la derrota gala fue tan rápida y contundente que muchos se encontraron sin lugar a donde escapar.

Esta no era el caso de Churchill y el gobierno británico. Después de la evacuación de Dunkerque, cuando los alemanes se acercaban inexorablemente a París, el Primer Ministro ordenó el envío de más de 1.800 millones de libras esterlinas en oro a Canadá, que le había declarado la guerra a Alemania el 10 de septiembre del año anterior. El Imperio de la Gran Bretaña tenía muchos lugares desde donde continuar las hostilidades, si el centro del mismo se perdía.

La huída de capitales, que luego resultó innecesaria, fue tan rápida como peligrosa. Los 2.230 paquetes de lingotes de oro almacenados en el carguero Emerald hicieron que se combaran las vigas de hierro que componían los soportes de la bodega de carga. Irónicamente, se declaró que el barco transportaba pescado.

Poco más de dos semanas después de la caída de París, este dinero había llegado a Montreal. El gobierno británico, todavía previendo una posible derrota, envió un segundo cargamento, ahora escoltado por buques militares: en esos buques se transportó, según se sabe, el mayor cargamento de oro que conoce la historia, tanto moderna como antigua.

lunes, enero 25, 2010

Macabra sencillez

"Cuando llegamos a un campo de minas, nuestra infantería ataca exactamente igual que si no la hubiera; las pérdidas que sufrimos por las minas contra personal las consideramos iguales a las que hubiéramos sufrido por las ametralladoras y artillería si los alemanes hubieran optado por defender aquella zona particular con grandes efectivos en vez de con campos de minas."

Mariscal de la Unión Soviética
Georgi Konstantinovich Zhukov,
explicando al Comandante Dwight Eisenhower el método soviético de sortear campos minados:
hacer que las formaciones de infantería los cruzaran a pie.

miércoles, enero 20, 2010

Empate técnico

Hacia fines del siglo XIX, las grandes naciones occidentales peleaban por conseguir influencia en los últimos territorios explorados, principalmente los ubicados en el Pacífico Sur. En esta situación, hubo numerosos incidentes diplomáticos y hasta militares entre naciones europeas y EEUU, pero el protagonizado por fuerzas alemanes y estadounidenses en Samoa es uno de los más curiosos.

En marzo de 1889, una fuerza naval alemana capturó un pueblo de este archipiélago. Al hacerlo dañó bienes y propiedades estadounidenses. Como respuesta, este país envió una fuerza naval para evitar mayores perjuicios a sus ciudadanos. Alemania, alertada y con deseos de expandir su dominio en la zona, envió también su contraparte. Todo hacía presagiar un enfrentamiento en gran escala, que incluso podría llegar a una guerra.

Pero quiso la casualidad que ambas escuadras llegaran en mal momento. Por parte de los estadounidenses, estaban el USS Trenton, el USS Vandalia y el USS Nipsic. Los germanos enviaron al SMS Adler, el SMS Olga (en la foto, en 1902) y el SMS Eber. Nada curiosamente, un buque británico, el HMS Calliope, estaba en la zona para observar lo que iba a suceder y tener noticias confiables, además de una visión del potencial de combate de ambas escuadras.

Durante el viaje hasta Samoa, los marinos vieron todos los signos de la aproximación de una gran tormenta; era época de tifones, y no era la primera vez que esto sucedía en esa zona. Grandes vientos y un oleaje más pesado complicaron su desplazamiento. Sin embargo, se dice que por un exceso de orgullo, estas señales fueron ignoradas. Los expertos marinos debían saber que la mejor manera de sobrevivir a un tifón es quedarse en el mar abierto.

Pero la presencia de fuerzas potencialmente enemigas les hizo cambiar de idea. Alejarse del puerto podía verse como una forma de cobardía, de alejarse del objetivo; también podía ser una pérdida táctica, porque el enemigo podía tomarlo y controlarlo con anticipación. Por otra parte, el puerto de Samoa era el peor lugar para pasar la tormenta; no tenía ninguna forma de protección, ni escollera, ni tierras altas que cortaran los vientos. Era simplemente una superficie plana: un lugar en donde el viento y el agua correrían libremente, volcando barcos a voluntad.

Y esto fue lo que sucedió. Mientras los buques mercantes partían con anticipación para enfrentar la tormenta en alta mar, los seis buques de guerra se dirigieron al puerto. En el último momento, el HMS Calliope se retiró, comprendiendo su comandante el riesgo que corrían. Fue el único que salió sin daños; a duras penas pudo salir de puerto, en parte gracias a que era un buque moderno y bastante pesado.

Los demás tuvieron daños de diferente tipo, incluyendo muchas pérdidas humanas. En el lado estadounidense, el USS Trenton fue arrojado a la playa, y luego tomado por el mar, que lo lanzó contra un arrecife a las 22 horas. Afortunadamente casi toda su tripulación sobrevivió (hubo un muerto), pero no fue así en otros casos. El USS Vandalia fue lanzado al mismo arrecife, pero con peor suerte; su tripulación quedó atrapada durante un día y una noche, sin poder escapar, y en el proceso 43 tripulantes murieron. El USS Nipsic fue lanzado hacia la playa a gran distancia de la costa, sufriendo la pérdida o muerte de 8 tripulantes y quedando con el interior completamente destrozado. Fue el único que pudo ser reflotado y reconstruido.

Lo peor se lo llevaron los buques germanos. El SMS Olga fue lanzado hacia la playa, bastante destrozado, escapando su tripulación a terreno elevado, donde lograron sobrevivir. Sin embargo el SMS Elber y SMS Adler (en la foto) fueron arrastrados por las primeras y más fuertes olas, que los hicieron chocar entre sí, haciéndolos hundir a causa de los daños y el incesante movimiento. 96 tripulantes del Adler murieron, y ambas naves se perdieron para siempre.

Para completar la tragedia, seis buques mercantes que no habían salido del puerto también se hundieron, haciendo que la cifra de muertos pasara de los 200.

Como irónica consecuencia, el conflicto armado que pudo haberse suscitado no tuvo lugar. Los comandantes de ambas escuadras tuvieron que firmar un armisticio forzoso: no había buques con qué combatir, de manera que se declaró un "empate".

Tres años más tarde, un acuerdo tripartito dividió en dos el archipiélago, quedándose los alemanes con la porción más grande. Actualmente, y debido a los acontecimientos del siguiente siglo, Samoa Americana (la porción que quedó bajo la influencia estadounidense) es territorio estadounidense no incorporado.

viernes, enero 15, 2010

Números rojos

La invasión de la URSS en 1941 cambió muchas de las ideas militares soviéticas, y profundizó cambios que ya estaban en marcha. Desde antes, las autoridades habían dado especial importancia a la superioridad numérica en el frente, obligando a los altos mandos a amasar grandes cantidades de unidades para poder concentrar muchos efectivos y armas de todo nivel en poco espacio.

Sin embargo, esta doctrina continuó intensificándose a niveles absurdos, incluso cuando ya era evidente que la URSS estaba ganando. Desde 1942, este país no paró de concentrar más y más fuerzas en más y más divisiones, ejércitos y grupos de ejércitos. Podemos tomar tres ejemplos: artillería, tanques y aviación.

En el primer campo, los números soviéticos se fueron duplicando organizativamente, al crearse enormes reservas de artillería que estaban bajo la dirección del Alto Mando. Existían regimientos e incluso divisiones independientes de artillería, que eran utilizados según hiciera falta. Esto hizo que, según fuentes estadounidenses, el total de la artillería soviética significara, hacia el final de la guerra, entre un 35 y un 50% del total de las fuerzas terrestres.

Para visualizar esto, se pueden utilizar estos datos. El Reglamento de combate de Artillería de 1937 establecía la norma de 60 a 80 cañones por kilómetro de frente (un cañón cada 12,5 o 16 metros). Pero antes incluso de la entrada formal en la Segunda Guerra Mundial, esta proporción estaba cerca de duplicarse: para finales de 1940 (época de la guerra con Finlandia) se dijo que la norma era de 100 a 150 cañones por kilómetro de frente (un cañón cada 10 o 6,5 metros). Dos años después, era de 130 a 150 cañones. En 1944 era de 150 a 200 cañones por kilómetro de frente (uno cada 6,5 o 5 metros); en el último año de la guerra, era de 200 a 250 cañones por kilómetro (uno cada 5 o 4 metros).

Si estas cifras resultan elevadas, hay que tener en cuenta que en ciertos casos puntuales fueron superadas, ya que ese era el mínimo que pedían los reglamentos militares a los oficiales encargados (si no se conseguía ese número, no se podía iniciar el combate). Según datos soviéticos, en Stalingrado la densidad de artillería fue de 300 cañones por kilómetro; en Leningrado, 365; en Berlín, 670 (sumando en este caso un total de 22.000 piezas de artillería, a razón de una cada metro y medio). Muchas veces, particularmente en el caso de Berlín, había tantos cañones que ya no quedaba nada que bombardear, y en cambio se los utilizada en tiro directo, para la destrucción de fortificaciones particularmente duras como las Torres Flak.

El caso de los blindados es más conocido, pero no menos exagerado. Si bien ya los tanques se usaban en masa antes de Stalingrado, después de esta victoria soviética y uso en enormes cantidades se intensificó. La concentración llegó a ser de 25 tanques por kilómetro de frente, y en la batalla de Berlín, en la cual se lanzó al combate prácticamente todo lo que estaba en servicio, se logró la cifra de entre 4.000 y 6.500.

Si bien en la Segunda Guerra Mundial se batieron varias veces todos los récords de aviones utilizados y bombas lanzadas, la URSS contribuyó también a alcanzar nuevas cimas operacionales.

En Prusia Oriental se lanzaron 927 toneladas de bombas en un frente de 9 kilómetros; esto fue sólo parte de una operación mayor, que distribuyó 1.757 toneladas en un frente de 27 kilómetros. En avance soviético por Alemania continuó acrecentándose: el 7 y 8 de abril, Köningsberg fue bombardeada con 5.000 toneladas de explosivos, utilizándose para ello y otros fines 10.000 salidas aéreas.

Solamente en Stalingrado se volaron 34.408 salidas en septiembre y octubre de 1942. Como en los casos anteriores, el colmo fue la batalla de Berlín: los soviéticos aseguran que 8.400 aviones volaron 70.000 salidas. Sin embargo, se estima según otras fuentes soviéticas más creíbles, que el número de aviones empleados fue de entre 4.000 y 5.000, totalizando unas 3 millones de salidas durante la guerra.

Para esto, hay que tener en cuenta que a veces las autoridades militares soviéticas enviaban al aire a TODOS los aviones disponibles, incluyendo a muchos que eran anticuados y poco efectivos en el combate. Esto se hacía para aumentar la superioridad numérica todavía más, incluso cuando era suficiente según los procedimientos oficiales.

domingo, enero 10, 2010

Cálculos perfectos

Los reconocimientos aéreos estadounidenses sobre el atolón de Tarawa hicieron un trabajo más que sobresaliente para ayudar a las fuerzas terrestres a conquistar la isla. En sus fotos aparecen las letrinas japonesas de la isla de Betio, la más importante del atolón, desde el punto de vista militar. Identificando con precisión los tipos diferentes según fueran para oficiales, suboficiales o tropa, y estimando el numero de hombres que se asignarían a cada letrina, los oficiales de inteligencia norteamericanos concluyeron que los defensores japoneses eran 4.836, que luego se reveló como la cifra exacta. Esto ayudó mucho a planear el desembarco. De estos defensores sólo se hicieron 148 prisioneros, trabajadores esclavos coreanos en su mayoría, y casi todos heridos. Los americanos perdieron 1.115 hombres y tuvieron 2.292 heridos.

martes, enero 05, 2010

¿Donde demonios prefiere estrellarse?

Cuando la ofensiva aliada en Italia se estancó en las playas de Anzio, los altos mandos a cargo de la misma vieron la necesidad de comenzar nuevos ataques. A causa de esto, se llevaron a cabo reuniones secretas y muchos oficiales tuvieron que realizar continuos viajes de ida y vuelta. Uno de ellos fue el general Clark, el cual tenía que viajar desde Anzio, hacia otros puntos de Italia.

Clark solía viajar en un avión especialmente acondicionado por su piloto personal, el teniente coronel Jack Walker. Como la pista de aterrizaje de Anzio estaba generalmente bajo ataque de la artillería germana, el avión de transporte había sido modificado con unos flotadores especiales, convirtiéndolo en un hidroavión improvisado. Luego de amarar, el avión era capturado con cuerdas y remolcado a tierra.

La operación ya era habitual en el piloto, pero no siempre salen las cosas como deben. Especialmente peligroso era el hecho de que, para evitar se detectados por cazas o cañones enemigos, se debía volar muy bajo, casi a ras del agua. Un día como cualquier otro, el piloto se encontró con olas más altas de lo habitual, las cuales castigaron seriamente los flotadores antes de que la aeronave pudiera despegar.

Cuando estaban en el aire, Walker le pasó la mala noticia a Clark:

-¿Vio lo que sucedió?

Clark le dijo que sí, después de mirar por la ventanilla y ver que los flotadores colgaban de sus soportes, completamente inútiles.

-¿Qué hago ahora? -fue todo lo que dijo Walker.

-Usted es el piloto, no me pregunte a mí -respondió Clark.

-Se lo pregunto por una razón, señor... simplemente me gustaría saber dónde demonios prefiere estrellarse...

El general lo pensó.

-En ese caso, que sea Sorrento. Es un lugar muy hermoso.

-Perfectamente. A Sorrento, entonces- respondió el piloto, dirigiéndose hacia allí. El trayecto duró dos horas.

Cerca de ese lugar había un centro de esparcimiento para oficiales del V Ejército, de manera que la zona estaba llena de curiosos que avistaron al avión averiado y se quedaron a ver qué sucedía. Walker divisó una zona de playa poco profunda, donde el agua tenía una profundidad de aproximadamente un metro, y decidió arriesgarse allí. Luego del accidentado aterrizaje, sus dos ocupantes salieron rápidamente del vehículo, ilesos, y vieron cómo sus restos terminaban de hundirse.

viernes, enero 01, 2010

2010

Bueno bueno, primer día del año.

Ante todo quería saludar a los que siguen el blog y el sitio, y desearles un excelente año. Pronto Casus Belli cumplirá 10 años de existencia ininterrumpida, y aunque no sé si podré dedicarle mucho tiempo, eso no es novedad!! El sitio siempre siguió estando y aceptando nuevo material.

Los cambios siguen, claro. Habrá más anécdotas, más frases, estadísticas y pequeños detalles que continuaré mudando del sitio a este blog. Ahora no serán exclusivamente de la Segunda Guerra Mundial, pasado el 70º aniversario de su comienzo, pero posiblemente seguirán siendo la parte más grande.

Por último, quería saludar la inclusión en los enlaces del sitio Francotiradores de la Segunda Guerra Mundial, de lectura obligada para los que quieran entender esta actividad tan sangrienta como heroica.

De nuevo un saludo para todos, y que sea un excelente año.